Hola.
Tengo nervios y no me juego nada, llevo días pensando en qué escribir acerca del juego y al final no hice nada; es por una sencilla razón: no puedo.
Siempre he tenido claro que la realidad pasa por una sola verdad: gane quien gane a nosotros (los simples mortales), no nos afecta en nada. Por ende no debería estar nervioso, ¿no? Es muy contradictorio, pero qué quieren que les diga. Así que a mis colegas seguidores del Manchester y por supuesto a los culés, el llamado es a lo mismo: DISFRUTAR.
Como seguidor del Barca, me uno al sentimiento de Martí Perarnau, periodista de sport, que aupa al equipo con el siguiente pedido, del que creo todos los que seguimos a los catalanes, nos apegamos.
Salid a ganar, chicos
Salid a ganar, chicos. No escuchéis tópicos baratos y filosofías de bote. No importa si las finales se juegan o se disfrutan. Salid a ganar, como habéis hecho en todos los partidos de la temporada. Como si fuese uno más, pero el más importante. Salid sin miedo a esos errores que llevan días paseándose por el tablero verde de Roma, esperando pillaros en un renuncio o un falso apoyo. Salid sin escuchar las bravatas de unos cuantos, ni las frases hechas o las estadísticas pueriles: ¡Qué importa si el Manchester ganó antes todas sus finales! Para eso están las estadísticas, para ser descuartizadas. No hagáis caso a quienes ya pronosticaron cómo será la final: nadie lo sabe. Nadie puede prever ese resbalón estúpido, una torpeza inaudita o la carambola desquiciante. No hagáis caso: nada será como nos dicen que será. Nadie había previsto que echarían a Lehmann en París, pero se adelantaría el Arsenal. Ni que el diluvio haría crecer a Eto’o, que Iniesta cambiaría el rumbo del partido, que Larsson sería decisivo, que Belletti encontraría un agujero imposible entre las piernas de Almunia. Y ya veis. Ocurrió.
Y ahora volverá a ocurrir. No sé qué ocurrirá, pero será bestial. Si lo que ocurre va contra vuestros intereses y os castiga, no temáis. Escuchad a Pep, abrid el campo como os ordena, intercambiad posiciones, tocad y tocad con velocidad y persistid hasta el minuto 95. O hasta el 125. Y si lo que ocurre os favorece, no os confiéis. Persistid en vuestro estilo, el que os ha hecho grandes. Jugad como aprendisteis y sabéis, como habéis demostrado, como os habéis hecho admirar por el mundo entero. No os importe que los de enfrente se apoden diablos rojos. Vosotros sois ángeles blaugrana, gladiadores del infinito, violines afinados, dagas voladoras.
Respetad al rival, pero haceros respetar. Sois grandes, sois gigantes. Entráis en Roma con el laurel en las sienes y el corazón valiente. Apretad los puños, cerrad filas, abrid el campo, sed generosos. Hay que escalar una cima inmensa, un reto implacable, el desafío de los colosos. Sois capaces de conquistarlo. No temáis nada, pues nada hay que temer. Estamos todos con vosotros. No falta nadie a la cita. Samitier, Kubala, Romario, todos aplauden ya vuestra salida al Olímpico. Olvidad que el trayecto será duro. Os espera la gloria. Salid a ganar, chicos. Sabéis hacerlo