martes, 27 de noviembre de 2007

Se viene diciembre

Y como es una casi una tradición en Venezuela, hay elecciones. Pareciera una tendencia nueva, la gente está tensa, gasta más dinero del debido, los chavistas montan su trampa muy bien consumada, los otros se emborrachan y al final, no pasa nada. Bueno, sí, se preguntan "por qué no lo matan" o "De este año no pasa". Soberana estupidez.

Lo que sí es cierto es que no hay que matarlo, ni vivir de falsas ilusiones; por el contrario se necesita de votos. Es la única arma que tiene la democracia, aunque ésta no sea precisamente la que nosotros gozamos actualmente. Al menos en los papeles es así. Y ciertamente, los papeles van a cambiar después del 2 de diciembre.

Hay que votar

La semana pasada entrando a un banco, escuchaba a las señoras de la limpieza, todas de clase humilde, de esas que cocinan sabroso, decir que aún cuando ellas eran chavistas no estaban de acuerdo "con esa reforma". Eso mismo pasó esta tarde, comiendo en la calle, cuando escucho a un motorizado, un policía y, al perrocalentero hablar de la reforma. Quien como siempre, en estos casos, tenía la voz era el motorizado, típico caraqueño que se las sabe todas, con ínfulas de sabrosón y casco en la mano soltaba su información: "ese tipo está loco, mira yo te digo algo, el NO va ganando y sobrao, el peo es la trampa que vaya a montar, pero escucha, si aquí hacen trampa, aquí se va a armar un peo..." y así todos, daban su opinón y hablaban de los males del país y sus posibles soluciones.

El único hecho cierto es que hay que votar. Hay descontento en los sectores populares. Es mentira que todos votarán por el sí.

No se puede seguir siendo escéptico ante las adversidades que se presentan, hay que salir y demostrar que se tiene un poco amor por este país. De negros de miérda, ladrones, pero al fin y al cabo nuestro país.

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